Después de recaudar USD 53 millones de inversionistas como Andreessen Horowitz, Kaszek y Monashees y consolidarse en México donde y opera 300 apartamentos, Casai llega a São Paulo con 100 unidades disponibles para alquilar en un formato que mezcla tecnología y hotelería. Ahora, con dos años de operación la empresa apuesta por Brasil para iniciar su expansión en América Latina, donde desde finales del año pasado inició una prueba piloto y espera invertir USD 18 millones en los próximos años. No obstante, lo esperan rivales como Housi, de Vitacon, y Nomah, de Loft, esta última convertida en la proptech más valiosa de América Latina tras levantar USD 425 millones en venture capital.

El modelo de Casai es una mezcla entre Airbnb y un hotel. Los apartamentos ubicados en edificios en barrios exclusivos, están totalmente equipados, con cocinas e incluso dispositivos inteligentes, como Google Home, para que el huésped se sienta más como en casa.

La tecnología en cada unidad también asegura que todo funcione correctamente, desde el aire acondicionado hasta la velocidad de Wi-Fi. Y toda la experiencia está controlada por una aplicación, que funciona como llave de la habitación y como guía para los restaurantes y bares de la región, basado en las recomendaciones de los residentes locales.

Casai no es propietaria de las unidades, pero trabaja en un formato de administración de bienes raíces en asociación con los propietarios. En Brasil, por ejemplo, uno de estos socios es Cerberus Capital. Realizan la reforma para dejar los apartamentos en el nivel que quieren ofrecer y se encargan del mantenimiento y contacto con el cliente final.

“Brasil es un mercado importante para nosotros, creo que nuestra operación aquí puede ser más grande que en México. Por eso, estamos considerando expandirnos este año a otras ciudades como Río de Janeiro, Florianópolis y Búzios”, expresó Nico Barawid, CEO y cofundador de Casai junto a Maricarmen Herrerías.

Para encontrar buenos proveedores brasileños, la empresa abrió una oficina en São Paulo, donde emplea a casi 30 personas. Incluso operando en uno de los sectores más afectados por la pandemia, Casai ha triplicado su operación a lo largo de 2020. Ahora, el objetivo es repetir la hazaña este año. Triple de nuevo. De esta forma, Brasil ganará relevancia. Para fines de 2021, la meta es multiplicar por seis la cartera en el país.

Según los fundadores de Casai, los dos primeros meses de la crisis del Covid 19 redujeron las tasas de ocupación de las propiedades, pero en julio del año pasado la empresa ya tenía cerca del 80% de los apartamentos alquilados nuevamente. Para los socios, el secreto del éxito es el modelo tecnológico de alquiler que permite gestionar desde el check-in hasta los servicios de limpieza por aplicación.

De acuerdo con Barawid y con Herrerías, el modelo de la startup requiere mucha capitalización, por lo cual ha logrado atraer la atención de importantes inversores. En octubre del año pasado, recaudó USD 48 millones en una ronda de la serie A dirigida por el fondo Andreessen Horowitz. La contribución también contó con la participación de Cultural Leadership Fund (alianza de Andreessen Horowitz con celebridades inversionistas), Kaszek Ventures, Monashees, Global Founders Capital, Liquid 2 Ventures y Florian Hagenbuch, cofundador de Loft, así como fundadores de Nova Credit., Kavak y Rune. La ronda incluyó USD 23 millones en capital y otros USD 25 millones en financiamiento de deuda, realizado por TriplePoint Capital.

Con los fondos, Casai invirtió en la consolidación en la Ciudad de México y Tulum. Creó un equipo con 176 empleados, 50 de ellos en el área de tecnología, responsable de la aplicación y de la integración con otros servicios, una herramienta conocida como Butler.

En México, los huéspedes pueden pedir comida incluso antes de entrar al apartamento o utilizar el gimnasio local durante unos días. La idea es ofrecer el mismo tipo de servicio en Brasil.

Para diferenciarse de sus competidores, Casai apuesta por estancias más cortas. La empresa también utiliza otra estrategia para cautivar a sus invitados. Las unidades están decoradas con obras de arte de artistas locales, que se pueden adquirir al final de la estancia.

Para los inversores, la rápida expansión internacional de la empresa es una forma de ganar terreno mientras el mercado turístico no vuelva a niveles prepandémicos. “La empresa tiene la fuerza para soportar los altibajos de los viajes durante la pandemia. Pero además, se beneficiaron de este cambio en la naturaleza de los viajes. A medida que el trabajo y el hogar se mezclan, muchas personas están experimentando trabajando desde diferentes lugares”, manifestó Angela Strange, general partner de Andreessen Horowitz.

Por su parte, Marcelo Lima, partner de Monashees, concluyó que “siempre es un desafío construir una plataforma hotelera, pero para ellos el desafío de ingresar a otro país es casi el mismo que ingresar a otra ciudad de México, por lo que tenía sentido priorizar un gran mercado como São Paulo”.

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