En Colombia cada año se comercializan cerca de 600 millones de litros de aceite de cocina, y éste es, después del arroz, el segundo producto más comprado en la canasta familiar, con un 80% de hogares que lo lleva mes a mes, estima Luis Felipe Tobón, gerente y fundador de Ecogras Colombia.
Sin embargo, cerca del 35% de este producto consumido se convierte en residuo que generalmente va a parar a los sifones. Una práctica que además de común es altamente contaminante, pues se estima que un solo litro de aceite de cocina usado puede contaminar cerca de 1.000 litros de agua potable y puede provocar la mortandad de la flora y la fauna. Sin contar además que puede obstruir acueductos y provocar la proliferación de roedores e insectos.
Pese a este antecedente, la regulación al respecto en Colombia es muy nueva. El Ministerio de Ambiente reguló a partir de agosto de 2017 el reciclaje de este producto, estableciendo normas para los productores, distribuidores y comercializadores de aceites vegetales comestibles como la implementación de campañas educativas sobre la adecuada disposición de este producto. Los generadores y gestores de aceite de cocina por su parte, deberán hacer una adecuada disposición del mismo.
Sin embargo, antes de que se creara esta normatividad, en el país ya existían algunas empresas pioneras en el reciclaje de aceite de cocina usado, como es el caso de Ecogras Colombia, una compañía que está exportando a Europa 50 toneladas al mes del producto recolectado, para la producción de biocombustible.
Luis Felipe Tobón, gerente y fundador de Ecogras Colombia, identificó en Medellín hace cerca de nueve años un “dolor” en el mercado que dio origen a su empresa: las personas y empresas no sabían cómo disponer el aceite de cocina usado, el cual además de obstruir las alcantarillas y tuberías, y contener un alto número de radicales libres que producen cáncer, es gestionado por un mercado negro, donde es revendido para el consumo humano y la producción de concentrado para animales.
En sus inicios, la recolección de aceite la hacía directamente Tobón, quien empezó solo su empresa, y recolectaba 50 kilos de aceite usado. En su primer año de operaciones recolectó 300 kilos. Todo ese aceite se limpia en la planta de la empresa y se exporta a Europa.
Ecogras Colombia actualmente recolecta el aceite usado de importantes empresas de Medellín y el Valle de Aburrá, bajo la norma ISCC de sostenibilidad europea, la cual le permite certificarlos frente al cumplimiento de la norma. En el caso de los hogares, el aceite se le paga a la población a partir de 20 litros.
Con el tiempo esta empresa ha recibido apoyo de diferentes entidades y organizaciones como Empresas Públicas de Medellín, EPM, con quien realiza charlas de sensibilización y, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, entre otras. Además, desarrolla productos amigables con el medio ambiente, que le permiten a las personas hacer una disposición adecuada de los residuos líquidos.
Entre 2016 y 2017 Ecogras facturó alrededor de COP$300 millones y cerró 2019 con cerca de COP$1.000 millones. Su meta a 2023, gracias a la normativa del MinAmbiente, es recolectar cerca de 300 a 400 toneladas por mes y facturar unos $2.000 millones anuales.