Fiqa, la startup mexicana que combina innovación, ética y salud en la industria alimenticia

Más de 187.000 oficinas, plantas de manufactura y centros de distribución constituían la industria de alimentos procesados en México en 2018, según cifras de la Secretaría de Economía de ese país. Una industria que además de generar más de 792 mil empleos, ha contribuido a posicionar este país como el tercer productor de la industria de alimentos procesados en América y el segundo proveedor de alimentos procesados de Estados Unidos.

Este importante y acelerado crecimiento de la demanda de alimentos procesados se ha dado en diferentes categorías como lácteos, cárnicos, salsas y panadería, entre otros, donde los productores están buscando cada vez mejores insumos con el fin de brindarle un valor agregado a los consumidores y, al mismo tiempo, contribuir a la producción de alimentos más saludables.

Fiqa es una de las empresas mexicanas que hoy está atendiendo la creciente demanda de nuevos y más saludables productos de grandes y pequeñas empresas, esto, en línea con el propósito que sus fundadoras Paulina Hernández y Mónica Rubio se habían trazado en sus inicios: «desarrollar productos más éticos». Paulina cuenta que a partir de que empresas que escuchaban a los consumidores les pedían ayuda, y ellas veían su potencial y que podían ayudarlas, nació la idea de una empresa de innovaciones en alimentos.

Fiqa se encarga de diseñar y vender productos y proyectos a partir de las necesidades, ideas, o proyectos listos, tipo “llave en mano” de las empresas. La clave, explicó Paulina, está en entender su necesidad, que puede ser: empezar un nuevo negocio, o que la empresa tiene mermas o quiere aprovechar materia prima. Esto lo traducen en un proyecto, diseñan el producto y desarrollan todo lo que se necesita para que éste pueda entrar al mercado.

La demanda de estos productos en Fiqa es creciente como la industria. En promedio escuchan semanalmente cinco ideas de empresas que quieren ofrecer algo que no está en el mercado o no están satisfechas con lo que otras empresas ofrecen. “Lo que hacemos es tomarlos de la mano y llevarlos desde el punto A hasta el punto B”, afirmó Mónica Rubio. El punto A es cuando el cliente no sabe por dónde empezar, no conoce ni los costos, ni a su cliente, no sabe cómo hacer para que el producto no se eche a perder o cómo hacerlo más nutritivo. La misión de Fiqa es empezar a solucionar todos esos interrogantes dándoles un orden, afirma Rubio.

Luego de esto viene la fase experimental, donde se hacen pruebas y experimentos. En Fiqa, semanalmente prueban entre 10 y 15 productos nuevos. Un proceso que parece muy sencillo, pero que normalmente, a una empresa con una persona encargada, le tardaría un año sacar un producto nuevo. En Fiqa, se logra un ahorro casi del 50% en tiempo, pues el proceso tarda entre tres y seis meses, dependiendo de su complejidad, debido a que su equipo y espacio le permite llevar un ritmo más rápido que el de una empresa más grande, explicó Rubio.

Por ahora la empresa solo tiene sede en Monterrey, México, pero ha desarrollado productos para empresas en países como Estados Unidos y Portugal, y próximamente entrará al mercado latinoamericano.

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