A partir de identificar la necesidad educativa de una población infantil y juvenil con dificultades o deficiencias en el aprendizaje, Clara Inés King, sicóloga, especialista en gerencia de la Universidad Externado de Colombia y directora de la fundación que lleva su nombre, encontró hace 40 años la oportunidad de desarrollar en Bogotá un modelo educativo que se convertiría también en el diferencial de su propia institución. Modelo que ha sido reconocido por la Facultad de Administración de Empresas de esa misma universidad y de quienes han recibido además acompañamiento para fortalecer su organización.

Desde su creación, el objetivo de la Fundación Clara Inés King ha apuntado a llevar a niños y jóvenes a ser responsables de su educación, ser autónomos, críticos y muy buenos seres humanos, mediante un modelo que no los castiga repitiendo todo el año las asignaturas que ya habían ganado.

La institución está dirigida a jóvenes de estratos 4, 5 y 6, porque los padres de los estudiantes podrán entender la diferencia entre su programa y la educación tradicional. Más allá de “validar” su primaria o secundaria, allí llegan niños y jóvenes que “siendo muy brillantes no tienen una oportunidad diferente a repetir un año”, afirma la directora. Cuando el estudiante ingresa le hacen una valoración completa de habilidades y destrezas cognitivas, para ver a partir de dónde van a hacer la construcción de conocimiento y que al final de su formación puedan llegar a la universidad, con muy buenos puntajes y escoger la universidad que quieran.

La infraestructura de la fundación es la de una casa, con la misma cercanía y calidez, y la forma, describe su directora, es la de un colegio, con un horario de clases de 7:00 am a 3:00 pm, y una franja opcional de 3:00 a 5:00 pm para los estudiantes que quieran quedarse haciendo tareas, con el fin de evaluar si pueden recordar lo que se les explicó en la mañana. Sin embargo, el máximo de estudiantes que admiten es de 30, desde preescolar hasta el grado 11, para no bajar la calidad, y que el trabajo pueda ser individual y de grupo, de acuerdo a las necesidades. “Tienen su propio programa y desarrollo, pero también aprenden a convivir y participar con otros”, destacó King.

En los últimos años Fundación ha tenido crecimientos importantes, alcanzando el tope de su capacidad actual, que es de 30 estudiantes, atendidos por una planta de nueve profesionales, y aunque no quieren crecer indiscriminadamente, esperan hacia el 2025 duplicar la población estudiantil y los docentes.

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