Uno de los golpes más difíciles para la humanidad en tiempos de pandemia fue darnos cuenta que todos padecemos de las mismos flagelos psicológicos sin importar el estrato socio-económico. La tristeza, la soledad, la impotencia, el enojo, entre otras, son emociones que vivimos cada día y hay que gestionarlas para que no se vuelvan en nuestra contra. Este ha sido uno de los disparadores de ventas este año de Hugger Island, pero aunque parece que este emprendimiento fue pensado para estos tiempos de desolación y de adversidad, la verdad es que su creadora, Viviana Otálvaro, viene trabajando hace cuatro años en esta empresa que tiene como base que el diseño de objetos puede transformar vidas desde el amor.

En medio de sus estudios de especialización, Viviana encontró un artículo que le cambió su mirada y su vida para siempre. El artículo hablaba del afecto como un factor que ayudaba en la recuperación de los niños con cáncer. En ese momento entendió que desde sus conocimientos como profesional en diseño de productos podía hacer algo. Fue entonces cuando creó los «Abrazadores» (Hugger en inglés), unos muñecos de algodón y tela con peso en los brazos que simulan el efecto de un abrazo, pero cuyo poder sanador y trasfondo psicológico, social y hasta económico, tiene un alcance impensable.
«No tiene ojos, orejas ni boca, porque todo lo hace con el corazón, desde allí ve, escucha, habla, se encuentra a sí mismo a partir de los otros. Puede enseñarte a ti como hijo, padre y hermano, y a otros muchos, acerca de las emociones y la manera de mirar el mundo«, detalla su creadora.

Bajo el concepto de que los objetos físicos tienen la capacidad de transformar las emociones y un storytelling alrededor del mundo de los «Abrazadores» contenidos en dos libros publicados hasta ahora, Viviana creó este emprendimiento social que desde su génesis ha tenido incorporado el consumo solidario, es decir, por la compra de un abrazador se dona otro a hospitales o instituciones donde pueden tener impacto, o también se pueden hacer donaciones en volumen. Igualmente, para su fabricación se contratan mujeres que viven en zonas de alta vulnerabilidad económica de Medellín y se les paga una buena remuneración por ese trabajo (dato no menor porque se da prelación a este aspecto incluso sobre un tema de rentabilidad financiera).

La idea de negocio fue presentada en Argentina donde Viviana hacia su especialización, allí ocupó el segundo lugar entre 900 participantes como un modelo de negocio innovador, y se ganó una beca en Alemania para desarrollar el modelo a profundidad. Hace dos meses obtuvo unos recursos del Fondo Emprender con los cuales pudo consolidar por fin un equipo de trabajo más estable conformado por personal administrativo, talleristas y tejedoras.

En 4 años Hugger Island ha vendido 16.000 unidades y en tan solo lo que va corrido de este año ha logrado vender 3.000 unidades.

Sin embargo, su camino ha sido largo, aunque la motivación de su creadora se mantiene intacta. Viviana ha tenido que pilotear varios modelos de contratación para mantener la producción a flote, ha trabajado con voluntarios para conformar los equipos interdisciplinarios para el componente pedagógico, y solo hasta este año, a partir de los recursos del Fondo Emprender y de un contrato con la Universidad Eafit, logró un equilibrio en su planta de colaboradores.

El reto de la sostenibilidad financiera

Hugger Island ha iterado varias maneras de financiarse. Comenzó trabajando con fundaciones bajo el concepto solo de donaciones, pero pronto se dio cuenta que para ser sostenible necesitaba ventas.

«A pesar de ser un emprendimiento social es el capitalismo consciente lo que ha mantenido a flote a Hugger Island, pensando en un beneficio para los clientes más que esperar caridad, y por fortuna para nosotros la pandemia ha descubierto un lado emocional de las personas y también de las ganas de ayudar a otros que ha favorecido que nuestro proyecto haya crecido en demanda, lo que implica más trabajo para nuestras mujeres tejedoras, y combustible para que el proyecto siga creciendo» explicó a Emprendiendo.tv, Viviana Otálvaro, directora de Hugger Island.

El otro reto en este aspecto ha sido conseguir inversionistas para poder abrir otros mercados. «Nos hemos dado cuenta que este producto puede ayudar a cualquier ser humano en cualquier parte del planeta porque todos tenemos los mismos problemas emocionales, pero se necesita capital para llevar nuestro mensaje mas lejos. El problema es que los inversionistas muchas veces solo ven el tema de rentabilidad financiera y hay aspectos en nuestra esencia que no son negociables«, dijo Viviana.

En busca de este objetivo, Hugger Island visitó Shark Tank Colombia hace aproximadamente un año y logró una inversión de USD 25.000 por el 30% de la compañía. Además, la participación en el programa movió un 10% la aguja de las ventas y logró una visibilidad interesante en ese momento. Sin embargo, esto no ha sido suficiente para alcanzar la visión que tiene Viviana con Hugger Island.

El Covid-19 desnudó nuestra capacidad de ser humanos

Algunos de los padecimientos emocionales mas comunes durante los días de confinamiento han sido la soledad y la tristeza. De manera increíble esto disparó las ventas de Hugger Island en un 400% en los últimos cuatro meses con respecto a los anteriores, llegando en junio a las metas de ventas que tenían para fin de año.

Los «Abrazadores» se convirtieron en un regalo perfecto, en un detalle de empatía perfecto, en una forma de agradecer al personal médico por su labor, en una forma de conectarnos emocionalmente con desconocidos a través de las donaciones, básicamente es un producto de moda por la connotación psicosocial y de acompañamiento que tiene.

Adicionalmente, todo el componente pedagógico se volcó a lo digital con lo cual han podido llegar a más de 3.000 personas con sus talleres sobre inteligencia emocional a través de herramientas de gamificación, creación de juguetes y material editorial.

Proyectos y visión de Hugger Island

Básicamente Hugger Island quiere llegar con su mensaje a todo el mundo, porque las emociones no tienen barreras de idiomas o de etnias, por lo cual se ha reunido con inversionistas en Alemania, Turquía y Centroamérica. Hasta ahora tiene grandes avances para llegar al mercado de Perú y México a través de distribuidores.

A los dos libros ya publicados espera sumar una enciclopedia sobre lo que Viviana denomina «el aparato emocional» desarrollada a partir de los personajes del mundo de los «Abrazadores», y explicado de manera breve como una analogía a nuestro aparato digestivo o circulatorio, o cualquier otro sistema fisiológico, y equiparándolo al mismo nivel.

Adicionalmente, Hugger Island está trabajando en un crowfunding para sacar adelante nuevas líneas del producto y expandir su mensaje.

Para participar y apoyar este proyecto pueden visitar la página web www.huggerisland.org

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