Fundada en 2012, Instacart, con sede en San Francisco, fue inicialmente una especie de servicio de lujo para personas dispuestas a pagar una prima para evitar ir al supermercado. Su utilidad se transformó en marzo cuando el virus azotó el mundo e impulsó un aumento en la demanda de entrega a domicilio en Estados Unidos y Canadá, sus mercados base.

Instacart repentinamente superó los hitos que se había propuesto alcanzar en 2025. En mayo, Instacart le dijo a Bloomberg que estaba en camino de procesar más de USD 35.000 millones en ventas de comestibles este año.

El crecimiento repentino trajo desafíos. Los trabajadores de Instacart organizaron huelgas para ampliar las medidas de seguridad, y algunos se encontraron compitiendo con bots automatizados por pedidos. La compañía se enfrentó a una nueva competencia de empresas como la chilena Cornershop de Uber Technologies Inc., a la que Instacart demandó en julio por robo de propiedad intelectual. El pleito legal fue ganado por Instacart.

Instacart ha acaparado más del 85% de los hogares de Estados Unidos y más del 70% de los de Canadá, según cifras suministradas por la empresa. El servicio ha agregado nuevas tiendas en los últimos meses, incluidas 7-Eleven y Sephora.

El crecimiento particular de las compras online en año de pandemia y los movimientos acertados de esta startups han hecho que Instacart se ubique detrás de Walmart y Amazon en la línea de minoristas, y se consolide como la número uno en compra de alimentos específicamente. Y aunque los comestibles son un negocio de bajo margen, los grandes minoristas como Amazon y Walmart los han visto durante mucho tiempo como una forma de atraer compradores frecuentes con la esperanza de que también compren artículos de mayor margen.

La pregunta para Instacart, mientras tanto, es si sus nuevos clientes continuarán quedándose y pagando por la entrega, particularmente fuera de los mercados urbanos donde comenzó el servicio.

El camino de la financiación de Instacart

La financiación de USD 200 millones, que empujaron su valuación hasta los USD 17.700 millones, llega casi cuatro meses después de que anunciara una recaudación por USD 225 millones liderada por DST Global y General Catalyst.

Incluyendo la nueva financiación, Instacart ha recaudado un total de USD 2.400 millones. Los inversores existentes Valiant Peregrine Fund y D1 Capital Partners lideraron la inversión.

La compañía explicó en su blog corporativo que pondrá el dinero nuevo a trabajar en la introducción de nuevas funciones y herramientas para los clientes y fortalecerá dos de sus ofertas: Instacart Enterprise, que respalda las necesidades de comercio electrónico de extremo a extremo de los minoristas, e Instacart Ads., que conecta las marcas de bienes de consumo envasados ​​con los clientes.

“Covid-19 ha cambiado para siempre la forma en que las personas compran sus comestibles y productos y, como resultado, Instacart ha pasado de ser una comodidad a un salvavidas para millones de personas. La inversión de hoy se produce cuando la demanda de los consumidores por el servicio de Instacart continúa creciendo y continuamos expandiendo nuestro mercado con socios minoristas nuevos y existentes. Ahora nos asociamos con más de 500 minoristas y realizamos envíos desde casi 40.000 ubicaciones de tiendas en los Estados Unidos y Canadá«, dijo la compañía en su blog.

Mientras tanto, esta es la tercera inversión de D1 Capital en lo que va de octubre, según datos de Crunchbase. La firma invirtió en Cazoo, liderando una ronda de riesgo de EUR 240 millones en el mercado de automóviles usados ​​en línea con sede en Londres. Igualmente, es el principal inversor de la empresa de tecnología médica Avail Medsystems, que desarrolla software de telemedicina para la sala de procedimientos. La compañía recaudó USD 100 millones en fondos de la Serie B.

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