La forma en que las personas eligen y consumen sus alimentos está cambiando, y está alentando un cambio radical de los productos alimenticios de origen animal a los de origen vegetal. Ya sea desde la perspectiva del impacto ambiental, la crueldad hacia los animales o los beneficios para la salud, las dietas sin carne se están convirtiendo rápidamente en una nueva normalidad para las personas de todo el mundo.

Con el 70% de la población mundial ahora reduciendo su consumo de carne, el veganismo se ha convertido en una opción de estilo de vida para muchos. De acuerdo con la consultora de mercado Swissquote, para 2026, se proyecta que el mercado vegetario global tendrá un valor de más de USD 24.000 millones. Si bien esto parece un fenómeno relativamente nuevo, la revolución sin carne se ha estado construyendo en silencio durante casi dos siglos.

En 1847 se formó la primera sociedad vegetariana en Inglaterra y en 1898 se abrió el primer restaurante vegetariano del mundo en Suiza. En 1944 se acuñó el término «vegano» y en 1994 se presentó el primer Día Mundial del Vegano. En 2017 el 6% de toda la población de Estados Unidos afirmó ser vegana y en 2018 aproximadamente el 8% de la población mundial afirmó comer a base de vegetales, de acuerdo con varios estudios de tendencias de consumo. En 2020 la aceptación de las dietas veganas por la comunidad médica y el público en general está en su punto más alto, y eso ha alimentado también el apetito de los inversionistas que ven esta industria como una oportunidad cada vez más atractiva.

Tomando una visión holística del vegetarianismo, hay varias dietas diferentes a las que las personas generalmente se adhieren. Un vegetariano, por ejemplo, no come carne pero aún consume productos de origen animal como lácteos y huevos. Por otro lado, un vegano come una dieta estrictamente basada en plantas.

Aunque las dietas vegetarianas y veganas alguna vez fueron fuertemente estigmatizadas, el apoyo global ahora está creciendo. Hoy, personas en docenas de países están haciendo grandes avances hacia estilos de vida basados ​​en plantas. China, por ejemplo, introdujo directrices para ayudar a su población de 1.300 millones de personas a reducir su consumo de carne en un 50% en 2030. Se estima que en la India el 38% de la población es vegetariana, siendo la nación con el mayor número de personas en el mundo con este estilo de vida. Dublin en Irlanda se considera un hub vegano, ya que el 21% de los restaurantes de la ciudad pertenecen a esta categoría. Alemania es el país donde más se lanzan nuevos productos de comida vegana al mercado de occidente, superando a Reino Unido y Estados Unidos.

Australia se considera el tercer mercado con mayor crecimiento de esta industria en el cual 2.5 millones de personas (el 12% de la población son vegetarianos). Entre 2013 y 2017 Estados Unidos tuvo un crecimiento de 600% de consumidores de comida vegetariana. Actualmente se considera que esta industria tiene un valor de USD 13.000 millones pero manteniendo su tendencia de crecimiento acelerado casi duplicará esta cifra para 2026, como ya reseñamos anteriormente. Este ambicioso crecimiento será impulsado por la creciente comprensión del consumidor de los impactos positivos de comer menos carne, como:

Impactos positivos de comer menos carne

Beneficios de la salud: según la Asociación Americana del Corazón, reducir la ingesta de carne podría reducir el riesgo de accidente cerebrovascular, presión arterial alta, diabetes tipo 2 e incluso ciertos tipos de cáncer.

Impacto medioambiental: agricultura animal crea más gases de efecto invernadero que todos los sistemas de transporte del mundo combinados, pero cambiar a una dieta basada en plantas podría reducir significativamente este problema.

Bienestar de los animales: aproximadamente dos tercios de los 70 mil millones de animales criados anualmente están hacinados y reciben medicación pesada. Las dietas basadas en plantas eliminan el sufrimiento animal al tiempo que reducen la demanda de otros productos alimenticios para animales.

De hecho, si más personas se comprometen a adoptar un estilo de vida vegetariano, podría generar hasta USD 31 billones, o el 13% del PIB mundial, en ahorros para la economía de todo el planeta para 2050. Además se reducirían un 10% las muertes por factores ambientales, y se reduciría entre un 29% y un 70% los gases de invernadero.

Grandes jugadores luchan por un pedazo del pastel

Dada la nueva demanda de los consumidores de alternativas cárnicas, no sorprende que las compañías globales clamen por ingresar al mercado. Muchas compañías de alimentos establecidas como Nestlé y Danone están avanzando en su propia fórmula para proteínas a base de plantas, o están adquiriendo compañías con experiencia existente. La francesa Danone, por ejemplo, invirtió USD 12.5 billones en WhiteWave Company, una productora de lácteos vegetales de Estados Unidos.

Mientras tanto, la cadena de comida rápida McDonald’s presenta productos veganos como alimento básico permanente en su menú e reporta un aumento del 80% en los clientes que compran estos productos en ciertos países. su principal competidor, Burger King, ofrece en sus establecimientos de Estados Unidos las hamburguesas de Impossible Foods, otra start-up de Silicon Valley que produce hamburguesas vegetales con textura y sabor a carne animal. Kentucky Fried Chicken también comercializa el pollo vegano de Beyond Meat y otras cadenas de fast food , como Subway o Pizza Hut ofrecen en su carta opciones veganas y vegetarianas.

A medida que los nuevos jugadores en el espacio intentan reducir el mercado global de carne de USD 1.8 billones, las grandes compañías cárnicas están respondiendo. Magnates como Tyson Foods y Cargill están apostando por nuevas empresas basadas en plantas y llenando los estantes con sus propios productos basados ​​en plantas.

Pero si bien los productos a base de plantas creados por las compañías tradicionales de carne pueden atraer a los flexitarianos menos rígidos, los veganos y los vegetarianos pueden no aceptarlos tan fácilmente debido a su fuerte ética.

Algunos retos de la industria vegana

Junto con la incertidumbre de cómo se recibirán estos productos, existen otros desafíos que el mercado debe superar para ser considerado verdaderamente accesible. Por ejemplo, las alternativas veganas cuentan con precios más altos que los productos de sus predecesores, lo que puede disuadir a los consumidores de ingresar en masa.

De otro lado, a pesar de que tanto las grandes cadenas de restaurantes como los supermercados han abierto sus puertas a este nuevo mercado, los expertos indican que las grandes superficies deberían dar un paso más para consolidar el sector veggie. Ahora, las cadenas venden los productos de forma aislada, sería óptimo implantar una estrategia para fomentar la alimentación verde en su conjunto, incluyendo la promoción de la venta de fruta y verduras frescas.

De hecho, el reto de toda la industria está en captar al cliente más adulto, reforzando la oferta de productos y sabores, reforzando la mejora que está introduciendo toda la industria a nivel de sabores y texturas de alimentos, pero aún queda trabajo por hacer. En España, por ejemplo, el nivel de insatisfacción del consumidor veggie es elevado. Excepto en las bebidas vegetales, los niveles de insatisfacción en el resto de categorías se encuentran entre el 45% y el 70%.

De todos modos, está claro que el cambio a las dietas veganas es una fuerza disruptiva que podría cambiar la industria alimentaria a largo plazo, y es un reto de las compañías que pretenden conquistar este mercado, también ir conquistando nuevos inversionistas.

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