El presidente ruso Vladimir Putin anunció este martes que su país ha logrado ser el primero en el mundo en registrar una vacuna contra el nuevo coronavirus. Según el mandatario, la vacuna rusa es «eficaz», ha superado todas las pruebas necesarias y permite lograr una «inmunidad estable» ante la Covid-19, y agregó que una de sus hijas ya se ha vacunado con el preparado ruso y ahora se siente «bien».

Las autoridades rusas informaron que los trabajadores médicos, maestros y otros grupos de riesgo serán los primeros en ser vacunados, mientras la viceprimera ministra, Tatyana Golikova, dijo que la vacunación de los médicos podría comenzar antes de que finalice este mes.

Rusia elegió el nombre de “Sputnik V” para esta vacuna, en referencia al primer satélite de la historia y a la carrera espacial durante la Guerra Fría, y ve como un éxito que haya sido el primer país en aprobar una vacuna para el nuevo coronavirus. En la actualidad es el cuarto país en el mundo por el número de los contagios del nuevo coronavirus con 897.599 casos confirmados.

Posición de la OMS

Entre tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió con cautela la noticia de que Rusia ha registrado la primera vacuna del mundo contra la Covid-19, señalando que ésta, como el resto, deberán seguir los trámites de precalificación y revisión que marca el organismo.

«Acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad», señaló en rueda de prensa el portavoz de la OMS Tarik Jasarevic, quien añadió que la organización está en contacto con las autoridades rusas y de otros países para analizar los progresos de las distintas investigaciones de vacunas.

El portavoz subrayó que la organización se siente animada «por la rapidez en que se están desarrollando las vacunas» y espera que algunas de ellas «se muestren seguras y eficientes».

La vacuna rusa, anunciada por el presidente ruso Vladímir Putin, no figuraba entre las seis que, según señaló la OMS la semana pasada, estaban más avanzadas.

Los expertos advierten que las vacunas que no se prueban adecuadamente pueden causar daños de muchas maneras, desde un impacto negativo en la salud hasta crear una falsa sensación de seguridad o socavar la confianza en las vacunas.

Rusia no ha publicado datos científicos sobre sus pruebas de vacunas y los críticos dicen que el impulso del país por una vacuna se produce en medio de la presión política del Kremlin, que desea mostrar a Rusia como una fuerza científica mundial.

Sin embargo, los científicos nacionales y extranjeros han hecho sonar la alarma de que la prisa por comenzar a usar la vacuna antes de los ensayos de fase 3, que normalmente duran meses e involucran a miles de personas, podría ser contraproducente.

Los funcionarios rusos han dicho que la producción a gran escala de la vacuna comenzará en septiembre y que la vacunación masiva puede comenzar ya en octubre.

La guerra industrial de las vacunas

Con la pandemia del COVID-19, las farmacéuticas están en una carrera para ver quién desarrolla y produce primero la vacuna, y en esa competencia ya hay ganadores: los inversionistas.

El sector farmacéutico es el segundo con mayor rendimientos dentro de las empresas que conforman el S&P 500, uno de los principales índices bursátiles de Estados Unidos (el principal mercado accionario en el mundo), solo detrás del tecnológico.

En lo que va del año, registra un alza de 7%, frente al avance de alrededor de 3.5% del índice S&P 500, y casos como el de Novavax o Hepio son muestras claras de la euforia que domina ahora al sector.

Cada una de estas empresas recurren a diversas estrategias para tratar de adelantar a las otras en su búsqueda por la vacuna. Novavax ha obtenido financiamiento de parte del gobierno de Estados Unidos con el objetivo de que pueda producir potencialmente 100 millones de dosis antes de final de año.

AstraZeneca trabaja de la mano con la Universidad de Oxford en el desarrollo de la vacuna, la firma británica también buscó hacer una fusión con Gilead Science, otra de las empresas que trabaja en una vacuna y que recién llegó a un acuerdo con Pfizer para producir remdesivir, un fármaco efectivo en la reducción de las probabilidades de muerte por el virus. Pfizer también se asoció con la alemana BioNTech para el desarrollo de la vacuna.

El alza en Bolsa de las firmas que están activamente trabajando en una vacuna contra el Covid-19 ha arrastrado al resto de la industria, pero la esperanza de lograrla es el hilo del que depende el precio de las acciones, y que no se traduce en mayores ingresos para las firmas.

Una ganadora colateral de esto es Kodak, que logró sujetarse del éxito del sector para salir del hoyo en el que estaba. La empresa recientemente anunció que recibió USD 765 millones del gobierno de Estados Unidos para la creación de Kodak Pharmaceuticals y producir “componentes farmacéuticos cruciales que han sido identificados como esenciales, pero han escaseado”, señaló la firma. En el último mes, el precio de sus acciones se disparó un 600%.

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