En plena crisis económica, esa que entre 2008 y 2014 sumió a muchos países en recesiones profundas y prolongadas y las instituciones se vieron en la obligación de abrirse a alternativas distintas a las tradicionales porque la economía empezó a comportarse de formas distintas a las acostumbradas, España estaba sufriendo mucho y María Benjumea, una mujer “de armas tomar”, decidió generar comunidad alrededor del emprendimiento, la innovación y la búsqueda de soluciones. Así nació, en 2012, Spain Startup.

María tenía claro que las crisis son una cuestión de pérdida de confianza y una actitud pesimista, así que se enfrascó en cambiar mentalidades. Era necesario convencer a la gente y a las empresas que la situación del momento era el camino para abrirse a un mundo de oportunidades, pero que era necesario aprender a hacer las cosas de otras maneras. Hay que hacer que las cosas sucedan, y para ello es clave estar muy abierto de mente y conectarse con mucha gente para sumar y multiplicar, no para restar ni dividir. South Summit es un evento, sí. Pero no es para ir como speakers o público, sino como parte de un gran escenario de socialización, un networking del cual surgen montones de ideas, negocios, sinergias e innovaciones derivadas de lo principal que hay en el mercado: las relaciones entre sus actores.

En el evento celebrado en Bogotá y en asocio con IE University, compitieron, además, 40 startups por el premio South Summit, compartiendo sus innovaciones y conocimientos y concursando para asistir al South Summit Madrid, en octubre, donde la ganadora. Épica, podrá participar por el gran premio de hasta seis millones de euros en inversión, de South Summit Fund.

También sumaron apoyos el BBVA, Iberia, Indra, Ágata Ruiz de La Prada y varias otras empresas, aceleradoras y joint ventures. La cartera de inversión superó los USD 7,000 millones, hubo alrededor de 3.000 asistentes y más de 700 personas de distintas corporaciones, números que se espera que crezcan en las ediciones siguientes, se abran a todos los continentes y que, como dice María Benjumea, generen “conexiones entre todos los ecosistemas del mundo mundial”.

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