CDT’s, fondos de inversión y emprendimientos: claves para rentabilizar las cesantías
6 de febrero de 2023

Febrero se ha convertido en uno de los meses más esperados por los trabajadores en Colombia y una fecha a la que tienen que ‘ponerle’ la lupa las empresas por la temporada de pago de las cesantías. Pues hasta el próximo 14 de febrero tienen ‘chance’ los empleadores de consignar este dinero a más de 9,3 millones de colaboradores formales en el país. De no hacerlo, incurrirán en sanciones moratorias que equivalen a un día de salario por cada día de retraso conforme lo establece el artículo 99 de la Ley 50 de 1990, según explicó el abogado penalista y procesalista, Juan Francisco Navarrete.


¿Pero qué son las cesantías y qué se puede hacer con ellas? Según explica Colfondos, se trata de “una prestación social; que el empleador debe pagar a sus trabajadores adicional al salario ordinario”. Navarrete señaló que el monto de esta retribución, que se tiene en virtud de un vínculo laboral, equivale a un mes de salario por cada año trabajado del empleado, y se convierte en un ahorro en caso tal de quedar sin trabajo, quiera comprar una vivienda, remodelarla o invertir en educación. Esto significa que debe liquidarse, por regla general, al terminar el contrato de trabajo o de manera excepcional como anticipo en las situaciones ya mencionadas.

Al ser las cesantías un ahorro con propósito, los expertos recomiendan que se disponga de ellas de manera responsable, tal y como se establece con precisión en la Ley colombiana. Pues, aunque para muchos es un ‘salvavidas’ en momentos de emergencias, para otros significa el esfuerzo acumulado de muchos años de trabajo.

Asofondos, que agrupa a Colfondos, Porvenir, Protección y Skandia, le tomó el pulso a las inversiones que hicieron los colombianos con las cesantías en 2022, reportando que el motivo que más jalonó el retiro de estos recursos fue precisamente la terminación de contrato. Esta causal representó cerca de 36,8% de los desembolsos ($2,9 billones), seguido de la compra de vivienda ($2,1 billones); remodelación de vivienda ($2 billones), y educación ($0,5 billones).

No obstante, también existen casos en los que el trabajador no considera conveniente invertir sus cesantías en alguno de estos conceptos y prefiere ahorrarlas. En esta situación, pueden optar por dos esquemas multiportafolios para “tener a salvo” este dinero: el portafolio de corto plazo y el de largo plazo, según el fondo al que se vincule. Pues cada administradora cobra una comisión anual según la opción, la cual por lo general es de 3% (largo plazo) y 1% (corto plazo). Siendo así, la jugada más estratégica comienza, incluso, por elegir la entidad que administrará dichos recursos. Pues cada una cuenta con beneficios y planes distintos para que, dentro del marco legal, los usuarios tengan la posibilidad de invertirlas según sus necesidades.

Por otro lado, en los casos cuando el dinero tiene una libre destinación ya sea por terminación del contrato, que fue uno de los renglones más gruesos el año pasado, los expertos recomiendan comprar acciones en entidades públicas, según los términos y condiciones establecidos en la Ley 226 de 1995, y así, sacarle el máximo provecho a ese dinero extra, evitando que sea despilfarrado en los llamados ‘gastos hormigas’ o innecesarios.

Otra de las opciones para rentar este dinero es a través de los CDT’s de corto plazo que ofrecen la mayoría de los bancos dentro de su portafolio. Dicho producto consiste en hacer una inversión en períodos de 30 a 90 días, asegurando poco margen de rentabilidad pero retornos seguros, que resulta más benéficos que dejar la plata “quieta” en una cuenta. Vale la pena resaltar que para tener mejores resultados durante este ejercicio es fundamental hacer una tabla comparativa entre plazos y la rentabilidad.

También se puede aprovechar en fondos de inversión. Es un proceso ágil y sencillo puesto que la mayoría de entidades permiten trasladar el dinero desde su cuenta de ahorros a dichos fondos obteniendo una rentabilidad adicional mientras tiene acceso permanente a la inversión.

Por último, los expertos coinciden que en otros casos, la disponibilidad de este dinero también puede utilizarse de forma adecuada para ‘darle alas’ a algún emprendimiento que desde hace rato ronde por la cabeza del trabajador. Aunque en este caso el riesgo es mayor frente al resto de las opciones ya mencionadas, es también uno de los que mayores frutos podría generarle al ahorrador.

En caso de no tener una idea propia, pero sí el recurso suficiente para apoyar las de otros, entonces es clave invertir en venture capital. Juan Carlos Delgado, country manager de Cushman & Wakefield, asegura que una de las ventajas de esta modalidad es la capacidad para conseguir el efectivo mucho más rápido debido también al crecimiento exponencial de la empresa, en términos de los objetivos. “El inversor tiene un asesoramiento y mejoras para el plan de negocio y es de crecimiento rápido. Hay otras ventajas, pero dependerán de la compañía en la que se invierta”.

No obstante, Delgado también aclara sobre algunas de las desventajas que tiene este tipo de inversión puede ser, “que por ejemplo, el tipo de sociedad resulte siendo alto en cuanto a precios; además requiere que sean empresas grandes, que haya un balance anual y que las decisiones se lleven a cabo a través de procesos especiales que ya están determinados”.

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