La proporción de mujeres en cargos directivos está creciendo considerablemente en el mundo, según las estadísticas de la Organización Internacional de Trabajadores (OIT). Aunque desde el 2002, esta tendencia es cada vez mayor y se ha convertido en un valor que se fortalece desde la cotidianidad, hay que admitir que el camino para desaparecer las brecha de género entre hombres y mujeres todavía es largo pero contundente.

No se trata de una prosa poética, alineada a filosofías modernas. El aporte de las mujeres en los diferentes escenarios de participación se acreditan por sí solos con resultados tangibles. El Banco Interamericano de Desarrollo, BID, afirma que estudios realizados en América Latina y el Caribe demuestran que el aumento de la participación femenina en la fuerza laboral impacta directamente en el crecimiento del ingreso per cápita y a la reducción de la pobreza. A menudo, este último se ve impulsado hacia terreno positivo en la medida que, se comprueba que las mujeres dedican un mayor porcentaje de sus ingresos a la educación, la salud y la nutrición para el hogar, reduciendo así la transmisión intergeneracional de la pobreza.

Yasmín González, country manager de Stefanini Group en Colombia, señala que los beneficios que trae el liderazgo de las mujeres en todos los niveles es real, pero aún así falta mucho en materia de salarios equitativos, oportunidades de desarrollo y puestos de trabajo. Por eso su aporte, como gerente de país de esta multinacional, es el de empoderar a hombres y mujeres en equidad, impulsar talentos y guiar a cada colaborador a valorar el aporte que tienen todos dentro una organización.

“En el camino te das cuenta que más allá de encajar, es más importante ser y demostrar las capacidades. Eso me ha permitido llegar a un mundo marcado por el liderazgo masculino, donde he aprendido mucho, me he retado cada vez más y también he capitalizado los desafíos”, asegura González.

Bajo esta última premisa, citó el estudio ‘When Lead, Firms Win’ de la firma S&P Global Market Intelligence en 2019, el cual examina el desempeño de empresas que nombraron mujeres en puestos de CEO y CFO, y cuyo resultado concluyó que las compañías con directoras financieras femeninas son más rentables. Una muestra de ello, fueron los excesos de beneficios por US$1,2 billones que generaron durante el experimento.

“En los 24 meses posteriores al nombramiento, las directoras ejecutivas vieron un aumento del 20% en el impulso del precio de las acciones mientras que las directoras financieras vieron un aumento del 6% en la rentabilidad y un 8% más de rendimiento de las acciones. Estos resultados son económica y estadísticamente significativos”, explicó González.

Aún con todas estas demostraciones, “las mujeres continúan enfrentando discriminación en el mercado laboral, debido principalmente a estereotipos de género, que no son más que falsas creencias que tienen las personas sobre los roles, gustos, ocupaciones de hombres y mujeres. Como por ejemplo pensar que hay profesiones para hombres y otras para mujeres”, asegura Luz Karime Abadía, Codirectora del Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana

A su juicio, los estereotipos afectan las decisiones, gustos y elecciones de las mujeres segregándolas hacia las actividades de cuidado (hacer los oficios de la casa y cuidar los niños) por lo que, a menudo, terminan haciendo dos labores que les afecta sus ingresos y productividad. Otra de las causas más comunes también de los estereotipos es que conducen a este grupo poblacional a escoger carreras y ocupaciones “femeninas” alejándolas de las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), cuando se ha demostrado que en Colombia las mujeres tienen en promedio, mayores años de educación frente a los hombres.

Al respecto, mencionó que es clave que se reduzcan estas brechas dado que, el país está desaprovechando el potencial de cientos de mujeres muy bien preparadas que pueden aportar al desarrollo empresarial y económico.

Una encuesta del British Council con la Unesco muestra que, en América Latina, las mujeres representan 46% del público total de investigadores de la región y, por lo tanto, se encuentran prácticamente en paridad numérica con los hombres. Esto es un avance significativo si se considera que en 2020, cuando estas instituciones realizaron la encuesta por primera vez, la proporción era solo del 33%.

La vocera de Stefanini Group señala las mujeres ayudan a mejorar la innovación en la medida en que son parte de equipos de trabajos equitativos, donde su visión permite un mayor grado de resolución de problemas y tasas más altas de productividad e innovación, lo que es vital para cualquier industria, en especial, la tecnológica.

De acuerdo con el Peterson Institute for International Economics, que investiga el impacto de la diversidad de género en las empresas, aquellos negocios con al menos 30% de liderazgo femenino, aumentan 15% en su rentabilidad. Esto fue dado a conocer en un estudio aplicado a 21, 980 compañías en 91 países.

“La evidencia muestra que las empresas que son más equitativas en términos de género son más innovadoras, productivas y generan más beneficios. Las mujeres pueden aportar otra visión y ayudar a proponer soluciones efectivas a problemas de la sociedad desde sus necesidades y no solo desde las necesidades de los hombres”, replica Abadía.

“Creo que incluso, la mayor ventaja es que las mujeres contamos con la capacidad de adaptarnos con facilidad a los cambios, lo cual nos permite responder de manera oportuna a los diferentes desafíos que se presentan. Y si tenemos en cuenta que la industria tecnológica es una de las que mejores salarios y compensaciones ofrece a sus colaboradores, tener mujeres en ella, ayuda a cerrar las desigualdades y brechas de género, ofreciendo con ello progreso para el mundo”, recalca González sobre este punto.

Bank of América argumenta que las empresas y las economías, ávidas de crecimiento pueden estar pasando por alto el potencial de las mujeres que buscan un equilibrio financiero con los hombres. Inclusive, McKinsey Global Institute estimó que si las tasas de empleo femenino igualan a las de los hombres, el PIB mundial anual podría aumentar en un 26% para 2025.

Además de sus competencias intelectuales, las mujeres tienen en cuenta el lado humano de las personas y son capaces de generar altos niveles de empatía. Su poder femenino trae consigo determinadas características que son predominantes entre los líderes, como la habilidad para escuchar, el deseo a formar consenso, la orientación a las personas, la tendencia a la cooperación y la atención al riesgo.

Los retos

En este sentido, el reto como sociedad ahora es respaldar las buenas intenciones con la acción desde el entorno inmediato y sumando hacia la colectividad.

“Es importante empezar por eliminar las limitaciones con respecto a las aspiraciones laborales de las niñas, es decir, no hay trabajos que sean desempeñados solo por mujeres”, asegura González.

Para generar un cambio verdadero también es fundamental darle visibilidad al trabajo que han venido haciendo las mujeres que encabezan las grandes compañías en los diferentes sectores e industrias.

“Esto se convierte en una tarea fundamental, ya que las impulsamos a ampliar el panorama con respecto a sus opciones académicas, a tener mayores ambiciones y así lograr que se visualicen a sí mismas y logren ser las futuras líderes digitales y globales”, concluye.